martes, 8 de abril de 2014

Poema

Nunca sabrás a qué sabía
esa madruga sobre mi rostro
nunca escucharás
del bramido de ese lobo en el viento

Nunca más, espero,
el esperma rozará
como anoche tu espalda

Por eso, ayer,
antes de la huida y desde la puerta,
mastiqué los últimos
gramos de tu sexo.