miércoles, 1 de agosto de 2012

Llegar a casa


Enciendes la computadora esperando una noticia
que te aleje del cansancio,
que estire tus pupilas hasta convertirlas en grito,
que remueva el polvo y las nubes
de esta falsa noche pintada con malas acuarelas.

Los tradicionales hechos hacen su puesta en escena.
El tedio vuelto hábito y puesto como roja noticia.
Estupefacto ante el absurdo
de que winnie pooh consuma heroína.

En ese momento pido muerte
y distancia a este pellejo de sueños;
quisiera arrancar la mitad de mi cuerpo
y enviarla lejos.

Posiblemente mañana sea igual,
el cansancio cerrará mis ojos,
pensar que un día sin estupideces
debe ser una virtud.
Odiar no ser virtuoso,
y sentarte en la cama,
con la cabeza enterrada entre corroídas manos
para que no se te escape el único pensamiento
que acaricia al despertador en la mañana:

Golpes en la vida,
tal vez no te han hecho más fuerte;
pero definitivamente me han arrancado
toda esa piel que sobra.
Me han permitido ver mis huesos.