El poeta costarricense más emblemático no necesita presentación, mucho menos su muerte ocurrida una noche cuando iba en su motocicleta, a pocos días de haberla comprado, cuando un conductor ebrio le arrolló. Comparto acá algunos de sus poemas que hacen referencia a esa temprana muerte que es un anuncio, una profecía constante en su obra.
Les elegí por referencia a los grandes temas, la muerte, los hijos, el amor, la vida y la resurrección, no son sino formas de hablar de lo fatal, formas de relacionarse con ella que adquieren sentido solo por su contraste: el amor es miedo, es muerte; los hijos, un futuro alimento del tiempo; la vida un deambular al sepulcro y un relato de esa historia que se empieza por acabar con el primer latido... la resurrección será tal vez un saludo amable desde nuestras cenizas.
Hace unos días leía que no es que el poeta busque la soledad, sino que la encuentra; pienso que Debravo era de esos seres que por la madera de la que estaban hechos debían padecer el frío de su soledad con tal de vivir, alejarse del barullo y la estupidez de lo habitual, aún a sabiendas de sus consecuencias. A él la muerte le parecía una dulce amiga con la que tendría una relación amor-odio, anhelada, mística, pacífica y brutal, descarnada y seductora; pero a su vez alejada por las bellezas de la vida tranquila y el amor a su familia.
Reyerta
Nadie quiere dejarme la muerte
sin tocar, grande y virgen: los viejos
me le tienen cogidos los brazos
y los niños cogidas las piernas.
Unos gritan por ella los gritos
más violentos de toda la patria.
Otros buscan mecates y cuerdas
para hacerla un atado y llevársela.
Todos quieren la muerte y la piden
y se llevan mi muerte a sus casas.
En la noche que muera, por eso
han de oírme blasfemias de sangre,
pues yo quiero mi muerte completa,
sin tener que partirla con nadie!
Hijos
Por la hija que ríe estoy doliente,
por el hijo que llora estoy en pena,
porque los dos me han puesto la colmena
del alma toda abierta y toda ardiente.
Porque los dos han hecho que ese diente
con que la vida muerde y envenena,
me clave más veneno entre la vena
y me vuelva el espanto incandescente.
Porque los dos son chorros de esperanza.
Porque los dos me pedirán mañana
un mendrugo de paz que no se alcanza.
Porque tendré que darles la campana
de la muerte, del odio y la venganza.
y nutrirles la voz con sangre humana
No eres una caricia:
eres un arma
No eres una caricia: eres un arma
afilando mi muerte.
Me has llenado de ojos asustados
para siempre.
Me has encauzado el alma hacia un oscuro
paisaje inexistente,
hacia un amor que nunca llega y nunca
termina de dolerme.
No eres una casa: eres un barco
que jamás se detiene.
Una mano terrible que excava mi dolor
eternamente.
Biografía
Una mañana como esta dicen que nací.
Quizá por eso mis manos son anchas como la mañana
y como ella saben acariciar sin posarse en el objeto acariciado.
Sin embargo,
yo sé que mi nacimiento ocurrió una noche,
hace pocas semanas...
Caía el viento desgarrado entre mis manos
y era feliz todo rostro que se encontrara húmedo de silencio.
Nunca has tenido la sensación de nacer?
Subí lentamente a una montaña viva.
Amontoné todos mis recuerdos.
Hice fardos con ellos,
y los tiré al vacío...
Rodaron como una manada de piedras desprendidas.
Al chocar con las rocas se deshacían unos.
Sonaban como cristales los menos.
Producían, los más, sonidos toscos y desagradables.
Qué hermoso alud el de mis recuerdos rondando!
Cayeron al fondo, cerca de un camino.
Hechos trizas de cristal los encontraron los viajeros,
se los guardaron en los bolsillos
y les enseñaron el arte de viajar.
Ahora sólo guardo mis nuevas experiencias.
Es más hermoso.
Algún día te las mostraré todas juntas.
Son suaves y enormes bolas de algodón.
Lástima que las nuevas experiencias
tengan que convertirse también en recuerdos!
Sería tan hermoso conservarlas siempre frescas,
como frutas nunca tocadas por la mano del hombre!
La muerte está desnuda
La muerte está desnuda frente al hombre.
Desnuda, simple, franca.
No es ojo cerrado por la sombra:
La muerte está desnuda frente al hombre
Simple como las mesas cotidianas,
Viva como el amor y, como el cuerpo
Resurrección
Esta noche sedienta yo me he preguntado
quién eres y quién eres.
Porqué es triste tu carne como un leño apagado
y porqué tienes llena la boca de alfileres.
Y despacio, esta noche yo te he separado
como un árbol de amor, de las demás mujeres,
y haciendo de mi sangre un agua he bautizado
con ella tus angustias y placeres.
Y le he dicho a la muerte que no puede matarme!
Y le he dicho a la vida que no puede vencerme!
Y le he dicho a la tierra que si logra enterrarme,
a donde ella me entierre tú irás a recogerme!
Y le he dicho a la nada que si logra apagarme,
tú, con tus grandes besos, volverás a encenderme!